Depresión en adultos mayores: La importancia de su prevención

¿Qué es y cómo se manifiesta?
Según González (2019) la depresión se define como un estado mental de profunda tristeza que persiste a pesar de la eliminación de las causas externas, a veces incluso en ausencia de causas externas. Las personas deprimidas pierden interés en sus actividades, trabajo, familia e incluso su motivación para vivir. En las personas mayores, la depresión puede tener múltiples consecuencias como pérdida de apetito e insomnio. Incluso la depresión severa puede conducir a otras condiciones médicas como la demencia y el suicidio, además suele ir acompañada de síntomas de ansiedad. Estos problemas pueden volverse crónicos y conducir a la pérdida de la capacidad para hacer frente a las tareas diarias. En las personas mayores, la depresión puede provocar varios deterioros en la calidad de vida. El síndrome depresivo en adultos mayores puede estar asociado con un aumento de la soledad, el aislamiento social, las consecuencias de la jubilación, los conflictos interpersonales y la disminución de las habilidades sociales debido a la pérdida de parejas y familiares cercanos. El síndrome depresivo en la adultez mayor a menudo se combina con alguna enfermedad física.
La depresión en la adultez mayor se puede dividir en dos tipos, el primero es de inicio temprano y el segundo es de inicio tardío. La depresión de inicio tardío tiene una historia menos frecuente de antecedentes psiquiátricos, con cambios de personalidad, y más síntomas psicóticos (alucinaciones y delirios). Además, está altamente asociado con factores de riesgo cardiovascular y enfermedades crónicas como cáncer, dolor crónico, insuficiencia renal y trastornos neurológicos. Otro componente característico de la depresión en los adultos mayores son los síntomas cognitivos, aunque cabe señalar que no todos los pacientes mayores deprimidos presentan cambios cognitivos (González, 2019).

Factores de riesgo asociados
Varios factores genéticos, biológicos, psicológicos y ambientales influyen en la depresión en los adultos mayores. Los factores de riesgo más importantes según Calderón (2018), son cuatro y se describen a continuación: 

• Demografía 
 La mayoría de los estudios informan tasas más altas de depresión en mujeres que en hombres. Las viudas, los adultos mayores aislados, los adultos mayores con bajos recursos económicos, los que padecen de estrés y ​​que están institucionalizados, tienen más probabilidades de desarrollar depresión. La prevalencia es mayor en las zonas rurales que en las urbanas. Por otro lado, un estudio en Arabia encontró asociaciones entre la depresión y el desempleo, el divorcio, la viudez, la soledad y un nivel educativo bajo.
• Biológicos 
 Enfermedades orgánicas: Existen varias asociaciones entre diversas enfermedades y los adultos mayores, debido a que por sus características propias, inherentes de su etapa del ciclo vital, son más propensos a padecer. 
Se ha demostrado un vínculo entre la enfermedad cardiovascular y la depresión, donde la depresión suele preceder a la enfermedad cardiovascular. 
Por otro lado, se han identificado patrones de prevalencia de enfermedades más comunes en los ancianos, incluidos los trastornos cardiometabólicos y la depresión, la ansiedad y la depresión, y los dolor- trastornos neuropsiquiátricos y la depresión. 
La diabetes y las enfermedades del corazón están asociadas con la depresión. Un estudio ELSA (English Longitudinal Study of Aging) realizado en ancianos diabéticos mostró una asociación entre la depresión y la diabetes, y entre diabetes y enfermedad cardiovascular. Donde también se ha observado una alta prevalencia de depresión en pacientes con enfermedad cerebrovascular. 
Deterioro funcional: La disfunción o limitaciones en las personas mayores se asocia con depresión y sentimientos de inutilidad. Un estudio en los Estados Unidos encontró una asociación entre los síntomas depresivos y alteraciones en la marcha.
En México, un estudio de pacientes hospitalizados encontró que el 62% eran dependientes y existía una relación directa entre la depresión y la disfunción. En Turquía, un estudio con adultos mayores de 60 años informó un aumento de la depresión asociada con una disminución de las actividades de la vida diaria y una disminución de la calidad de vida en las personas. La fragilidad en el adulto mayor se entiende como disminución de la energía, masa, fuerza muscular, disminución de las reservas fisiológicas e intolerancia al ejercicio.
Deterioro Cognitivo: La relación entre la depresión y su deterioro cognitivo está bien documentada. La depresión puede ser un signo de demencia incipiente y algunos pacientes con depresión permanecen sin síntomas mientras no tienen demencia. La relación causa-efecto entre depresión y demencia es muchas veces difícil de establecer, además, se ha observado que la depresión en el adulto mayor, puede preceder a la demencia.
Una revisión sobre la relación entre cognición y depresión encontró que la dificultad de integración social en la depresión mayor puede deberse, en parte, a la dificultad de interpretar los estímulos en la demencia.
Insomnio: Al igual que la demencia, el insomnio se asocia con la depresión, aunque puede ser un factor o efecto contribuyente. Un estudio IMPACT en adultos mayores encontró que las personas con insomnio tenían más probabilidades de deprimirse y de tener una enfermedad más prolongada. Otro estudio en Estados Unidos informó que un año de insomnio aumentaba la prevalencia de depresión en el año siguiente, e incluso recomendó identificar los trastornos del sueño para un mejor tratamiento de la depresión. 

• Sociales
El aislamiento es un factor relevante asociado con la depresión en los adultos mayores, ya que en sí mismo puede causar o exacerbar la depresión. También puede afectar negativamente el estado de salud y la calidad de vida. Existe un informe de Irán informa que el 90% de los solicitantes de asilo mayores están deprimidos. En China, se encontró que la prevalencia de ancianos abandonados en zonas rurales era del 36,9%. La depresión se presenta con mayor frecuencia en entornos de riesgo social y nivel socioeconómico bajo. 
Siversten et al. encontraron que la depresión es más común y más severa en personas mayores con mala calidad de vida. Un estudio prospectivo a 6 años con adultos mayores encontró fuerte asociación entre dolor generalizado y depresión, con además un nivel bajo de participación social. También se ha demostrado que la depresión mayor, bajos ingresos económicos, enfermedades crónicas y nivel de dependencia influyen en la ideación suicida. En Brasil, un estudio con personas mayores de 60 años, encontró menor frecuencia de depresión en personas mayores pero que eran activas, como que tenían amigos, trabajo y el hábito de leer.

• Económicos
Es claro que las condiciones económicas influyen en el estado anímico de las personas, es más seguro que las personas con menores ingresos económicos se encuentren tristes, esto aplicable en todas las edades. Una encuesta en China y Rusia a adultos mayores relacionó mayores niveles de seguridad económica y cohesión social, con menores niveles de depresión. Cabe mencionar que las crisis económicas de cada país afectan de manera directa en la economía de sus ciudadanos. 
La situación económica puede ser de suma relevancia para determinar el estado de ánimo y la satisfacción con la vida en general, no sólo desde lo que implica objetivamente, sino también la interpretación subjetiva que le podemos otorgar. Lo que para uno puede significar una crisis en terminos económicos, puede no serlo para otra. Por esto existen otras variables subjetivas cómo el autoestima, salud, nivel socioeconómico y percepción de satisfacción con la propia vida, tales aspectos deben considerarse en la persona deprimida.

Nivel de prevalencia en Chile
En Chile, la prevalencia de depresión es de 6,2%, siendo más frecuente en mujeres (10,1%) que en hombres (2,1%). No existen diferencias estadísticamente significativas en la prevalencia cuando se analiza por grupo de edad. Sin embargo, la prevalencia puede aumentar en ciertos grupos de adultos mayores, incluidos pacientes hospitalizados, pacientes con cáncer, pacientes con accidentes cerebrovasculares, postoperatorios, posterior a un infarto agudo de miocardio y con enfermedad de Parkinson, alcanzando una prevalencia desde 33% a 47%, por lo que se requiere especial atención cuando se presentan síntomas depresivos (Brüning, 2019).

Impacto
La depresión en los adultos mayores aumenta la gravedad de otras enfermedades, en caso de poseerlas; aumenta la necesidad de atención médica, la hospitalización y la atención de emergencia; aumenta la discapacidad; empeora la calidad de vida y aumenta el consumo de drogas (alcohol y otros). Además, según Schoevers et al., existe un mayor riesgo de muerte, especialmente en el síndrome depresivo mayor. Por lo que fomentar el inicio, mantenimiento y expansión del involucramiento social en los últimos años de vida, puede ayudar a mejorar la calidad de vida relacionada con la salud y reducir los síntomas depresivos. Los costos de atención médica para los adultos mayores deprimidos aumentan significativamente debido a las complicaciones de  enfermedades crónicas como la insuficiencia cardíaca y la diabetes, siendo las personas mayores quienes utilizan con frecuencia los servicios de salud (Brüning, 2019). 

• Comorbilidad y mortalidad
Según Calderón (2018), el manejo y tratamiento de la depresión en adultos mayores con condiciones crónicas, es muy importante, de hecho, el tratamiento con antidepresivos y psicoterapia ha demostrado que además de mejorar la depresión, también reduce el dolor, mejora la funcionalidad y la calidad de vida de las personas. 
En personas con diabetes y depresión, el tratamiento  integral con antidepresivos mejoró el estado emocional y funcional, especialmente en pacientes con mal control glucémico. En los adultos mayores con depresión y enfermedad cardiovascular se deben incluir intervenciones que aborden el estilo de vida y los factores psicológicos. Ademas la prevención y el tratamiento de la depresión deben ser parte del manejo integral de la enfermedad cardiovascular en el adulto mayor (Calderon, 2018). 
El deterioro cognitivo y la depresión son trastornos comunes asociados en las personas mayores, parecen tener relacion con un aumento de la mortalidad en los adultos mayores, por lo que debe ser cuidadosamente evaluados. Las condiciones neuropsiquiátricas, incluida la depresión, interfieren con los procesos de rehabilitación posteriores al accidente cerebrovascular, afectan la calidad de vida, conducen a la institucionalización y aumentan la carga económica y emocional de las familias. El riesgo de mortalidad a largo plazo asociado con la depresión en los hogares de ancianos depende de la detección temprana. Los residentes con depresión documentada tienen un pronóstico favorable. Es importante buscar síntomas depresivos en todos los pacientes institucionalizados, ya que la detección temprana es un indicador favorable para su recuperación (Calderón, 2018).

• Trastornos psiquiátricos 
La depresión es un factor de riesgo de demencia, pero no está claro si existe una relación causal. Además, los hombres con antecedentes de depresión tienen un mayor riesgo de desarrollar demencia. La depresión es un marcador probable del inicio de la demencia, y la depresión de inicio tardío se asocia más frecuentemente con el deterioro cognitivo que la depresión de inicio temprano. Hashem et al. descubrieron que la depresión de aparición tardía era más grave y afectaba principalmente a la cognición relacionada con la memoria, la fluidez y las habilidades visuoespaciales. El uso de alcohol y otras drogas para mejorar el estado de ánimo es común en todos, pero se asocia particularmente con un aumento de las complicaciones psiquiátricas, la ansiedad y los trastornos de la personalidad, por lo que se debe tener en cuenta para la prescripción de antidepresivos los riesgos de esta práctica generalizada, para evitar futuras recaídas, por ejemplo (Calderón, 2018).

• Suicidio 
El trastorno depresivo mayor recurrente es un factor de riesgo muy fuerte para el suicidio, al igual que el trastorno por consumo de sustancias. El aumento del riesgo también se asocia con trastornos depresivos leves, trastornos distímicos, trastornos psicóticos, trastorno depresivo mayor con un solo episodio y trastornos de ansiedad. Investigar, identificar y tratar el potencial riesgo suicida en la atención primaria de salud (APS) puede ayudar a reducir las tasas de ideación y comportamiento suicida entre los adultos mayores. Las tasas de suicidio son más altas entre los adultos mayores, por lo que es de suma importancia abordar el problema. Las estrategias deben generar resiliencia y mejorar la percepción positiva hacia el envejecimiento. Para esto es necesaria la participación de la familia, la comunidad, y los medios de comunicación para llegar a los adultos mayores vulnerables y mejorar la educación de los médicos sobre el suicidio entre los adultos mayores. Esto debido a que la conducta suicida en adultos mayores tiene características únicas, con menos intentos de suicidio que las personas más jóvenes, pero más efectivo y con menos señales de alerta (Calderón, 2018).

Detección
Según Brüning, (2019), basándose en el Minsal (2008), en la atención primaria de salud (APS) de Chile, se realiza el Exámen Médico Preventivo del Adulto Mayor (EMPAM) de manera anual e incluye una sola pregunta: «¿Se ha sentido deprimido en el último mes?». En caso de responder «si», se utiliza la Escala de Depresión Geriátrica Abreviada de Yesavage, que consta de 15 preguntas de 1 punto cada una. Una puntuación de  6 sugiere depresión y una derivación a un médico.

Prevención y/o tratamiento
Con más de 80 casos de depresión tratados en APS, los médicos de atención primaria y las familias son responsables de la evaluación, el tratamiento y la derivación cuando sea necesario. Dada la importancia de la depresión en los adultos mayores como factor de riesgo o síntoma de demencia, el diagnóstico oportuno es de suma importancia (Brüning, 2019).

Conclusión
Como se pudo observar, la depresión en adultos mayores es una problemática de alta relevancia, y que debe ser abordada de forma inmediata. Los adultos mayores, sólo por su condición etaria, tienen asociadas diversas enfermedades físicas, neurológicas y psiquiátricas, con altas posibilidades de padecer alguna o más de una al mismo tiempo. Estas condiciones, junto con varias otras variables antes mencionadas, conforman lo llamado factores de riesgo para la depresión, es decir, factores que aumentan la probabilidad de padecer este trastorno. Cabe mencionar que también depende de cada caso, a veces la depresión antecede a otras enfermedades, o en otros casos, la depresión es resultado de alguno de estos factores de riesgo cumplidos. 
Por otro lado, el padecimiento de depresión aumenta la tasa de mortalidad, mayor riesgo de suicidio, mayor riesgo de recaída de la depresión, entre otros. Todos estos son elementos determinantes para la disminución de la calidad de vida de estas personas. Sin embargo, ya vemos que si bien este escenario se puede ver desalentador, no todo está perdido, el diagnóstico temprano de este trastorno para su pronta intervención y tratamiento, aumenta considerablemente el pronóstico positivo para el futuro de estas personas. Es por esto que se vuelve a resaltar la importancia de estar atentos a cualquier señal que puede indicar una posible presencia de este trastorno, siendo en su mayoría el bajo ánimo generalizado y en los distintos ámbitos de su vida, para así, intervenir de manera rápida y efectiva, reduciendo consecuencias mayores y que podrían ser catastróficas, como el desarrollo de otras enfermedades físicas, neurológicas o psiquiátricas; o incluso la mortalidad.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio