La sombra; el lado oscuro
La terapia es el espacio propicio y seguro para explorar aquello que negamos de nosotres s, pero que está incrustado en cada una de las fibras de nuestros cuerpos y en cada grieta oscura de nuestra consciencia. La cultura y la familia en la cual nacemos permiten y promueven ciertas formas de ser y rechazan -implícitamente- la expresión de otras. Este fenómeno va construyendo nuestra personalidad cuándo somos niñes, lo que provoca que en nuestro interior se vaya formando un pozo de características que están ocultas para nuestra consciencia, pero que de vez en cuándo escapan, expresando su presencia.
La Sombra junguiana
La sombra es definida como todo aquello que no deseamos ser y que negamos de nuestra personalidad en ese depósito que los psicoanalistas llaman inconsciente. En este sentido, la sombra -o nuestro lado oscuro- no es fácilmente apreciable por nuestra consciencia, más bien emerge como un fantasma que atormenta la imagen de nosotres que fuimos construyendo desde nuestra infancia y que nos hizo dignos de ser amados y aceptados por nuestra familia y cultura. Sin embargo, al enterrarla en las oscuridades la sombra se puede tornar hostil, provocando complicaciones en nuestra vida cotidiana.
Cómo se expresa la sombra
Una forma clásica en la que se expresa la sombra es cuando sentimos un rechazo o una admiración desproporcionada ante cualidades de otros individuos, siendo esta sensación tan intensa e incómoda que no le hayamos explicación. También podemos verla en nuestro sentido del humor asociado a chistes crueles, o cuando nos enojamos y juzgamos exageradamente los errores de los demás, que ni siquiera nos competen. Además, se aprecia cada vez que cometemos acciones impulsivas, o cuando expresamos cosas sorpresivamente, sin una intención detrás. Cuando nos da miedo hacer una cosa, o cuando sentimos un profundo dolor emocional y no entendemos por qué.
La sombra como un potencial en nuestras vidas
Para que la sombra reduzca su hostilidad y deje de controlarnos por medio de sentimientos invasivos y desagradables, necesitamos observarla y aceptarla. Autores junguianos expresan que es necesario hacer esto dado que la sombra es parte de nuestra personalidad. La sombra no siempre representa al mal sino que más bien es lo opuesto a la imagen que tenemos de nosotres, y de tal manera, integrándola podremos forjar una identidad más completa y auténtica, reconociéndonos más ampliamente en nuestra humanidad. Asimismo, podríamos generar relaciones interpersonales más sanas y conscientes, tratando a los otres con más aceptación y tacto. También podríamos descubrir aspectos de nosotres que nos permitan desarrollarnos como personas en diferentes áreas de nuestras vidas. Recuerda que la sombra no es el mal, sino que es ese lado oscuro que no vemos.
La terapia y el encuentro con la sombra
La terapia es un proceso que comúnmente las personas comienzan a voluntad, cuándo hay aspectos de sí mismo y de sus relaciones humanas que ya resultan intolerables. La mayor parte de las veces une asiste a terapia para generar un cambio; salir de patrones repetitivos y crecer como humanos. Para realizar este proceso y lograr la transformación, tocará asumir características nuestras que no queríamos ver, es decir, encontrarnos con la sombra.
La terapia es el lugar donde se trabaja constantemente con la sombra, lo bueno es que este espacio representa un lugar seguro para hacerlo, ya que estaremos realizando esta travesía en compañía de otro ser humano que no juzgará la revelación de esos aspectos que rechazamos, invitándonos a aceptar esa parte nuestra. El terapeuta nos puede ir mostrando tiernamente esa sombra que no vemos, ayudándonos a ser conscientes de quienes somos, del impacto que tenemos sobre la realidad y los otres, y de las potencialidades que guarda aquello que no queremos aceptar.
Referencias:
Abrams. J. & Zweig. C. (Eds.). (1991). Encuentro con la sombra. El poder del lado oculto de la naturaleza humana.
