Música y Ansiedad

Música y ansiedad

En promedio, escuchamos alrededor de 20 horas de música a la semana, lo que equivale a más de 1,000 horas al año. La música está tan integrada en nuestras vidas que cerca del 69% de quienes la consumen en plataformas digitales considera que es importante para su salud mental, según un informe del 2022.

Cada persona desarrolla rituales únicos para disfrutar de su música favorita: camino al trabajo, mientras estudia, o incluso como fondo al dormir. Algunos destinan momentos específicos para escucharla con atención, mientras otros simplemente dejan Spotify reproduciendo durante la ducha. La música es, para muchos, una herramienta esencial para enfrentar el día a día, ayudando a gestionar el estrés y la ansiedad que este conlleva. Es probable que incluso ahora estés escuchando algo mientras lees esto.

¿Te has preguntado qué sucede a nivel psicológico al escuchar a tu artista favorito? ¿Por qué recurrimos tan frecuentemente a la música para silenciar el ruido de la ansiedad?


Más que una simple canción…

Una misma canción puede evocar reacciones completamente diferentes en cada persona, lo cual resulta fascinante si consideramos que, al componer, la mayoría de los artistas buscan crear melodías y letras que conecten con el mayor público posible. Por ejemplo, en el género pop es común el uso de acordes mayores, que suelen ser agradables para la mayoría.

Sin embargo, incluso éxitos como Anti-Hero de Taylor Swift, que dominó el primer puesto del Billboard durante semanas, existen haters que vocalizarán su desagrado por la canción. Esto es normal, e incluso tiene una explicación biológica y psicológica.

Fran González, del Departamento de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona, explica que la música es interpretada y memorizada de manera única por cada persona, asociándola a lo que denomina «elementos extramusicales». Esto significa que cada individuo escucha una misma canción de manera diferente, ya que la vincula con sus propias experiencias, emociones y gustos.

Pero, ¿qué son exactamente estos elementos extramusicales? A lo largo de la vida, simbolizamos diferentes aspectos de la realidad como positivos o negativos, y la música nos puede transportar a cualquiera de esos extremos, o incluso dejar una sensación neutra. Ligamos nuestras canciones y artistas favoritos a aspectos de la realidad que deseamos preservar, aquellos que nos hacen sentir bien.


¿Qué ocurre en nuestro cuerpo?

Ahora que sabemos que la música no se escucha de manera aislada, sino que involucra recuerdos y conexiones personales, podemos entender cómo actúa como regulador de nuestro bienestar psicológico. Pero su impacto no se limita a lo emocional: también afecta a nuestro cuerpo.

En 2013, un estudio analizó los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en personas expuestas a música etiquetada como «placentera» o «displacentera» antes y después de realizar tareas estresantes. Los resultados mostraron que el cortisol disminuía significativamente cuando se escuchaba música placentera, demostrando su capacidad para reducir el estrés.

Si eres fan del reguetón y lo usas como estímulo en el gimnasio, ahora sabes por qué combina tan bien con tus entrenamientos: la energía de la música ayuda a equilibrar el esfuerzo físico.


¿Y a nivel psicológico?

Fran González señala que elegir la música adecuada es crucial para reducir el estrés. La buena noticia es que, en esto, la mayoría somos expertos: conocemos nuestras preferencias y solemos escuchar lo que nos gusta repetidamente, algo que, lejos de ser negativo, nos llena de emociones positivas.

Investigadores como Lazarus, Kanner y Folkman destacan la importancia de las emociones positivas durante periodos de estrés. Estas emociones nos ofrecen un «respiro psicológico», permitiéndonos recuperar el equilibrio y responder mejor a las exigencias del entorno. Aquí es donde entran en juego los elementos extramusicales, el ingrediente especial de nuestras canciones favoritas, que nos cargan de sensaciones positivas.

Por otro lado, autores como Gebhardt, Kunkel y von Georgi han estudiado el papel de la música en personas con trastornos mentales. Estas suelen usarla como herramienta para procesar emociones, reduciendo aquellas que les resultan negativas y logrando así un mayor estado de relajación. En cambio, quienes no padecen trastornos mentales suelen utilizar la música principalmente como estímulo positivo.


Tararear por mi salud mental

Ahora que sabemos un poco más sobre cómo entran en juego diferentes elementos al escuchar música cuando se trata de nuestras ansiedades, te invitamos a darte espacios durante el día para escuchar tu música favorita, en periodos estresantes, de manera consciente y atenta: ¡date espacios para equilibrarte!

Además, no olvides llevar un parlante a tu próxima reunión: la música no solo sonará mejor, sino que también se convertirá en el telón de fondo de nuevos recuerdos positivos.

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