¿Has tenido alguna vez una “resaca emocional”?
Resaca es el nombre que se le da a eso que queda después que la ola de mar se aleja de la playa. De ahí que en algunos países a “eso que queda” luego de beber alcohol también lo llamemos resaca, hasta hablamos de “resaca moral” cuando nos arrepentimos de algo que hemos hecho.
¿Te imaginas entonces qué es la “resaca emocional”? ¡Exactamente! Eso que nos queda luego de vivir una emoción.
Por ejemplo, te peleas con alguien en la mañana y luego andas todo el día tenso. O, te va mal en una evaluación y te sientes triste el resto del día.
Es muy común leer en internet que es importante permitirnos vivir cada emoción, pero poco se habla de que también es importante aprender a “salir” de una emoción. En esta entrada de blog te explico cómo hacerlo. Pero antes hablemos un poco de emociones en general, ¿te parece?
¿Qué son las emociones?
Las emociones son estados funcionales de tu organismo que incluyen cambios fisiológicos, psicológicos, corporales, respiratorios y faciales. Una emoción nos abre a ciertas posibilidades y acciones en el mundo, y al mismo tiempo nos aleja de otras. Si estoy triste, es más probable que llore, y menos probable que ría. O, si estoy alegre, es más probable que te haga un favor a que si tengo rabia. Así, cada emoción se asocia con un aspecto clave de nuestra supervivencia. Por ejemplo, la rabia podría habernos servido para defendernos de un depredador o atacar a una presa, mientras que la alegría podría ser una forma de crear vínculos sociales.
Hoy en día nuestras emociones se han adaptado a los contextos en que habitamos. Ya no le pegas con una piedra a alguien cuando tienes rabia, pero quizás si le dices un garabato o solo aprietas los dientes para no decirlo. Cuando tienes miedo de una evaluación no sales corriendo despavorido, sino que te “congelas”, te quedas en blanco o te tirita la voz.
Pero… ¿Cuántas emociones hay? Infinitas, ya que de un grupo de emociones básicas se puede llegar a un sin fin de combinaciones, al igual que con los colores. En general, se reconocen cuatro emociones básicas y universales, es decir, que las comparten personas en todas partes del mundo. Nos referimos a la alegría, la tristeza, la rabia y el miedo. Sin embargo, en otras emociones como el asco, el disgusto, la sorpresa, la ternura o el erotismo, no hay tanto consenso si son básicas o combinaciones de otras emociones.
Ahora ya sé que son las emociones, pero ¿por qué nos da “resaca emocional”?
Las emociones pueden ser dependientes o independientes de un estímulo directo. Por ejemplo, si alguien me grita inesperadamente, me voy a asustar y eso es lo normal. Asustarse es un mecanismo de protección frente a un estímulo desconocido o peligroso. Pero aquí se abren dos caminos, cierro esa emoción o sigo “pegado” en esa emoción. La resaca se da cada vez que nos quedamos pegados en una emoción que no se condice con lo que está ocurriendo en el presente.
En ocasiones quedarse en una emoción puede ser de mucha ayuda como en el duelo [link entrada blog anterior]. Habitar la tristeza nos ayuda a entender qué pasó y prepararnos para seguir sin ese ser querido.
Imagina que alguien te hizo daño, quizás también es útil “guardar” esa emoción para recordar que ahí hay peligro, que esa persona no es de fiar.
El problema es cuando la “resaca emocional” no tiene ninguna utilidad en nuestra vida. Te regañaron en el trabajo a las 08.00 AM, te llama un proveedor y le contestas enojado, luego le reclamas a un cliente, al almuerzo te enojas con tus colegas, y en la noche te desvelas pensando en tu jefe y sus críticas. ¿Te das cuenta? La rabia de primera mañana afectó todo tu día y, lo peor, involucraste a personas que nada tenían que ver con ello.
¿Qué hacer con la “resaca emocional”?
Apuesto a que ya notaste que una “resaca” muy larga se parece bastante a una depresión (resaca de tristeza), a la ansiedad (resaca de miedo), celos patológicos (resaca de miedo e ira), etc.
Lo primero que debemos hacer es tomar noción de mi mismo ¿Cómo me siento ahora? ¿En qué emociones estoy?
Segundo, tomar conciencia de sí ese estado emocional coincide con lo que estoy haciendo en el presente. ¿Debería estar enojado ahora? ¿En este instante tengo razones para sentirme triste? ¿Debería sentirme de otra manera en esta situación? ¿Desde qué parte del día arrastro esta emoción?
A veces basta poner solo un poco de conciencia en el presente para ir cerrando esas emociones en las que nos hemos quedado “pegados”
Sin embargo, en ocasiones ha pasado tanto tiempo y tantas cosas que ya ni siquiera sabemos por qué nos sentimos así. En tales ocasiones siempre es bueno pedir ayuda de alguna persona que te conozca bien y te ayude a ordenar emociones, pensamientos y acciones. Y si no cuentas con alguien o incluso tus seres queridos tampoco han podido ayudarte, es un buen momento para iniciar una psicoterapia con foco en tus emociones.
Finalmente, recuerda que es tan importante permitirse vivir una emoción como aprender a cerrarla para dar paso al resto de colores emocionales
Felipe Concha.
Linkedin
Psicólogo Clínico, Universidad de Chile.
Magister en Psicología Clínica de Adultos.
Diplomado en Psicoterapia Humanista-Experiencial.
Instructor de método Alba Emoting.
Director de Centro Árbol, área de Formación Clínica.